“Sentimos una gran impotencia, no salimos de una para entrar en otra”: Clemencia Carabalí frente a la llegada del Coronavirus.
A Clemencia Carabalí le preocupa su comunidad. Siempre ha velado por ella. Desde hace dos semanas, aún en medio de las amenazas, viene trabajando con los procesos comunitarios y organizaciones territoriales para que los derechos de las colectividades negras de Norte del Cauca sean respetados durante los días de confinamiento nacional.
Lleva veinticinco años trabajando de la mano de las comunidades en medio de la confrontación armada y de mano de las mujeres víctimas de la violencia de género. Ante la expansión del COVID-19, Clemencia expresa una gran impotencia al ver la realidad en la atención en los servicios hospitalarios en esta región del pacífico colombiano.
Con el abandono histórico del Estado de por medio, reflejado especialmente en el precario acceso a la salud, la defensora pide medidas contundentes para las personas y comunidades desde el reconocimiento de su realidad.
Entre tanto la población que vive del día a día se encuentra desprotegida ante las crisis que afecta no solo el sistema de salud, sino también la economía en todos sus niveles, dejando como principal víctima a personas y familias que viven de la economía informal.
Si bien el llamado es a acatar las medidas, Clemencia considera que cumplirlas será un reto para los territorios menos favorecidos.
Territorios colectivos se preparan para cuando la pandemia toque las puertas
Entendiendo lo que podría suceder ante un brote del virus en la región, los consejos comunitarios del Norte de Cauca, así como los cabildos y resguardos indígenas, vienen adelantando una serie de acciones para enfrentar la emergencia.
Manifiesta la lideresa que las organizaciones sociales y los territorios reconocidos como autónomos ya iniciaron el cierren de los territorios colectivos, en donde la Guardia Indígena y la Guardia Cimarrona serán quienes controlarán sus fronteras.
De igual forma, y ante la precariedad del acceso a la salud, los Consejos Comunitarios están llevando a cabo una campaña con información sobre cómo prevenir el contagio, así como la incentiva de hacer uso de los métodos ancestrales por medio de las plantas medicinales, entendidas desde un enfoque preventivo y de protección.
Garantías de seguridad para defensores y defensoras de derechos humanos durante el confinamiento
La cuarentena a la que hemos sido llamados repercute directamente en la seguridad de los y las defensoras de derechos humanos. Al respecto comenta Clemencia que la medida de confinamiento junto con el nivel de riesgo en razón a su trabajo pone a los líderes sociales en un nivel aún más alto de vulnerabilidad. Afirma con preocupación: «Estaremos en nuestras casas y saben dónde vivimos.«
Señala que si bien la Unidad Nacional de Protección les envió un comunicado a quienes cuentan con esquema de protección, éste es bastante general y no va más allá de lo que ha dicho el Gobierno.
Por ello y por el nivel de riesgo por defender los derechos humanos en medio de la confrontación armada, a quienes garantizan su seguridad les ha faltado acciones contundentes que protejan la vida de los líderes sociales en medio del aislamiento preventivo. Agrega que medidas específicas para quienes están en riesgo no existen: “Ellos nunca nos ven”.
En medio de la llegada del COVID-9 al país, el pasado 19 de marzo fueron asesinados tres líderes que adelantaban procesos de defensa de los derechos humanos. El 23 de marzo dos líderes del pueblo Embera fueron asesinados en un ataque mientras cumplían la cuarentena, según reportó el medio de comunicación Telesur. Veinticuatro horas después, fue asesinada la lideresa Carlota Salinas, reconocida defensora de derechos humanos del departamento del Bolívar.
Estos hechos motivaron a que más de 500 organizaciones sociales, ambientales, territoriales, así como asociaciones campesinas y de víctimas de todo el país, hicieran un llamado al cese de hostilidades a todos los actores armados frente a la emergencia sanitaria y tomen las medidas necesarias de prevención del contagio.
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Así, advierte Clemencia que entre la confrontación armada y los múltiples intereses legales e ilegales que tienen en jaque al Norte del Cauca con los asesinatos a líderes sociales, los defensores de derechos humanos enfrentan la incertidumbre de no saber cómo se les garantizará la vida durante el aislamiento.
Clemencia Carabalí fue reconocida con el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2019 en la categoría Defensora del Año. Con ella, Ricardo Esquivia Ballesta de la región de los Montes de María, quien fue galardonado en la Categoría Toda una Vida en la Defensa de los Derechos Humanos. Así mismo, la Consultoría para los Derechos Humanos CODHES y la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, fueron premiados en las Categorías de procesos colectivos, tanto a organizaciones acompañantes como ha procesos de base comunitaria.
Por ello, quienes estregan este reconocimiento, manifestaron su preocupación por la situación de los defensores en todo el país, y porque aún en emergencia sanitaria, los defensores y defensoras siguen siendo asesinados. Al respecto señalaron que: «Diakonia y ACT iglesia Sueca expresan su profunda preocupación por la situación de contínuos ataques en contra de defensoras y defensores, aún más graves en la situación de emergencia sanitaria que vive el país por la pandemia de coronavirus. Expresamo nuestro llamado a las autoridades para que de manera efectiva se proteja la vida de todas las defensoras y los defensores que están en riesgo en Colombia.»
El Premio Nacional de Derechos Humanos es una acto público de homenaje a quienes defienden los derechos humanos en el país, otorgado por El Programa Colombia de Diakonia y Act Iglesia Sueca. Busca reconocer, destacar y enaltecer la labor de hombres, mujeres, procesos, organizaciones y ONGS que trabajan por la paz, la justicia y contra todas aquellas acciones que van en contra de la dignidad humana. Es una acción positiva de respaldo a su trabajo legítimo y al aporte que hacen a la democracia y a la construcción de la paz.